jueves, 24 de enero de 2013

LA DIVISIÓN DE LOS TRABAJADORES Y EL CAMINO A LA UNIDAD DENTRO DEL MOVIMIENTO NACIONAL


Ciudad de la Gloria, Mendoza – La Santa y Nueva Argentina – 25 de enero de 2013

¡Hay mucho que perdonar!
Verdaderamente la de los trabajadores argentinos es una historia llena de dignidades obtenidas como ningún otro pueblo las tuvo. Triunfos, conquistas como ningún otro pueblo saboreo.
Esto no podía quedar así nomás para la corona británica que veía como su perla más preciada, la argentina, se le escapaba de las manos en un proceso de unidad popular que con la conducción de Juan Domingo Perón y Eva Duarte, se consolidaba superando la división histórica sembrada por ellos en este pueblo para dominarnos.
Entonces también la de los trabajadores argentinos es una historia llena de conjuras y traiciones. La inteligencia británica se ocupó de introducir en el movimiento de trabajadores ideas extrañas al sentir del pueblo traídas desde el extranjero. Ideas cultoras de la Guerra, de la  “lucha de clases” y las tremendas guerras que azotaron a los pueblos de casi todo el mundo.
Es tiempo de poner las cosas en su lugar y llamar a las cosas por su nombre, porque para perdonar hay que saber que es lo que se perdona. La llamada “izquierda” marxista; socialista y comunista siempre laburó para las oligarquías, para dividir a los pueblos; estaban encabezando sindicatos divididos en la década del 40, y fueron reemplazados por el movimiento peronista con una concepción distinta, superadora de todo lo conocido hasta entonces. Después de 1955, de la mano de los gobiernitos militares o pro-militares, se infiltró en las filas de los trabajadores para dividir el movimiento desde adentro, pero no la cabeza cómo ahora algunos pretenden.
Miles de jóvenes, de corazón sincero y con ansias de lucha fueron usados por quienes orquestaban la división del pueblo dividiendo a los trabajadores, que eran la columna vertebral del movimiento nacional.
Entonces, las cosas por su nombre, la “izquierda” al servicio de los británicos a través de la oligarquía argentina colonizada, no fueron más que traidores a la patria, asesinos fomentando la lucha armada, el derramamiento de sangre. Una de sus caras visibles era el dirigente sindical Agustín Tosco, un agente al servicio de los ingleses a quien José Ignacio Rucci se encargó de desenmascarar en su momento pero parece que la “dirigencia sindical” se ha olvidado de las palabras de  José Ignacio, Simón.
Los trabajadores re-unidos con el impulso de la unidad nacional, han sufrido el fruto podrido de su división convirtiendo a las agrupaciones gremiales, solamente en sindicatos, factores de poder o presión en la puja distributiva funcional a una economía injusta en su esencia. Gestando así un tipo de dirigente que vive de la división y el enfrentamiento, con más o menos corrupción
Es decir, un gremio, reúne a los que comparten un oficio, una actividad, un arte y unidos por el amor a su trabajo se agrupan para el engrandecimiento de la patria. Incluye a todos los que comparten un oficio y es un movimiento espiritual antes que formal.
Los sindicatos, son la división partidista que desune y desgarra al gremio movidos por intereses mezquinos _el síntoma más grave de esta enfermedad o falta de firmeza es que hoy están más divididos que nunca con cinco (5) “centrales”; donde el individualismo de la contra-cultura impuesta por los británicos es el que manda con el único objetivo de sacar más y más guita-ventajas a los patrones con quienes inevitablemente quedan pegados integrándose a la monoclase. Así sólo sirven al dios dinero, ¡Mammón!
El miedo que tenía Evita de que el mal espíritu oligárquico tomar a los trabajadores se concretó formándose una burocracia sindical partidista en donde el dirigente entrega los derechos del trabajador, y a cambio de mejoras-maquillaje por quedarse con vuelto de más, así de sencillo es, basta de chamuyo. Los dirigentes grandotes se quedan con una torta importante y los cadetes de más abajo con un plasma, un autito… esas cosas.
La No-política hizo que dejaran de ocuparse primero de la patria toda, y no cuestionen al sistema del anti-Cristo al avalarlo tolerando que le llamen “democracia”, ¡justamente los trabajadores!
Por el contrario, se adaptaron al colonialismo imperial, dejando de luchar por enseñar oficios porque no anduvieron más los talleres formadores de hombres libres y de una industria poderosa.
Dejo de ser esta la actividad de los dirigentes para ayudar y permitir la precarización del trabajo, la modernización de la destrucción de las chimeneas que fueran orgullo de los argentinos, se convirtieron en burócratas poseedores de negocios disfrazados de servicios: prestadores a las obras sociales, campings y hoteles de lujo, etc. 
Ahora, para que haya un tramposo siempre tiene que haber alguien que se deja hacer la trampa.  
La gran masa de los trabajadores argentinos se dejaron cagar por la comodidad y el individualismo de no meterse en los asuntos públicos y cada uno “hacer la suya”  y como dice el lema francés del sistema del Anticristo “dejar hacer, dejar pasar” Las falsas democracias y las clases medias cómodas no han hecho más que dejar hacer, dejar pasar para ahora asquearse de los frutos amargos que esto ocasionó: la injusticia institucionalizada.
Hay mucho que perdonar, mucho que perdonarnos, los que hicieron, los que dejaron hacer, es una historia con miserias y heridas comunes ¿Quién puede tirar la primera piedra?
Perón profetizó que el 2000 nos encontraría unidos o dominados. La única salida frente a la división que vivimos entre hermanos, entre argentinos es el Amor-Perdón en un movimiento hacia la Unidad Nacional como nunca antes se vivió. Solo mediante hechos en una política de Unidad Nacional se vivirá el perdón, el arrepentimiento, se acabaron las palabras, solamente hechoosss.
Entonces la verdadera reparación de tantas cagadas es que los que han afanado se dediquen a hacer crecer el trabajo en serio formando Comunidades de Trabajo, Talleres Escuela, Escuelas fábricas. Nada de persistir en ser jefe poderoso.
La reparación es servicio, tanto para los que hicieron como para los que dejaron hacer, el pueblo no va a poder seguir en la cómoda de dejar hacer y dejar pasar porque en esto se jugara la vida propia y la de los suyos.
Aceptemos la Misericordia Divino-humana, para recibir y dar el Amor-Perdón, perdonarnos a nosotros mismos y perdonar a los demás. Busquémosla en Inmaculado Corazón de María en las mujeres. Ellas son ahora la columna vertebral del cuerpo del pueblo, son el sostén.
Vivimos tiempos de gran tribulación, de angustias y rencores exacerbados pero vivimos el tiempo en que la efusión de la Gracia traspasa y supera todas estas mugres para el que así lo decida.
Porque ya viene Jesús con Su nuevo nombre: Joaquín, solo su llegada hará efectiva en la Misericordia política que los pueblos necesitan. ¡Es preciso que luchemos ahora por Su Venida!
Seguiremos mostrando la verdad cruda sobre lo que ocurrió en la historia del movimiento de los trabajadores en un siguiente artículo, única manera de dar paso al perdón-arrepentimiento.

                                                     Simón Juan Zoia junto a Maru Isabel – Agrupación La Madre.


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