domingo, 20 de enero de 2013

América, El continente de La Esperanza

Neuquén Capital, Sede de la Esperanza, La Santa Argentina, 19 de enero de 2013


La América: el continente de la esperanza, oculto a los ojos del mundo hasta hace poco mas de 500 años.
Es el Señor del tiempo que escondió medio globo a ojos de los sabios. De aquellos que en las tinieblas construyeron un altar al fruto maldito del conocimiento del bien y del mal. Aquellos que impusieron su criterio en el mundo conocido.
Primero negaron a Cristo Vivo en las gentes, y victimas del mal espíritu de Judas, invadieron la Sede de Pedro en Roma para corromper a los ministros-pastores: dando inicio al más terrible proceso histórico ¡La Apostasía Universal!
Donde la institución Iglesia comienza a transformarse en una herramienta perversa, sometida a los idólatras de sí mismos, que saben que el poder siempre es espiritual en verdad. Ellos, confundidos por Satanás, creyeron ser “mas” que Dios, y negando su espíritu, quedaron presos, esclavos de su carne y sangre.
Su precario razonamiento humano fue razón de ser para consigo mismo, y sobre esta base exclamaron: ¡Medimos los espacios y dominamos el río, cubrimos La Europa y el Asia con nuestros vastos navíos! ¡Ya no hay nada que nos sea ajeno, hagamos que los pueblos pierdan su memoria, para que vean nuestro poderío y no lo olviden jamás! ¡Nosotros desentrañamos los misterios del mundo, e imponemos las normas a los Reyes! ¡Dictamos el camino de las turbas y hacemos avanzar las tropas, manejamos el cuerpo del pastor y formamos su conciencia según nuestro saber y ciencia: en efecto el mundo es nuestro!
Así pergeñaban las razas del norte, ya perdidas en vanos razonamientos, extraviadas en el camino de regreso a la casa del Padre Misericordioso. Una vez más, surgía la pretensión corrupta de adueñarse de todo lo conocido
¡Quien conquiste oriente medio conquistará el mundo!, se dijeron unos a otros. Así nos erigiremos, solo desde el origen de los pueblos podremos hacernos dueños del milenio, para perpetuar nuestro nombre.
Fue así como la soberbia humana se nacionalizó en el suceder de los últimos diez siglos conformando el actual despliegue de la Geopolítica Británica, el colonialismo físico por su poderío naval, y más dañino aún: el colonialismo contracultural, su infiltración en los pueblos, engendrando la traición de reyes, pastores, gobernadores, para dejar al hombre sin conducción y hacerlo esclavo, culminando en este siglo, la gradual instauración del sistema democrático parlamentario, desde el cual ejercen hoy una dictadura narco financiera, ocultos en los poderes de los estados modernos.
Tal fue el golpe que El Señor de la Historia les dio redoblando la apuesta a sus ansias de conquista, cuando supieron que la había creado pura e inmaculada: Virgen, llena de riquezas, de esplendores, con vastas llanuras y espesos bosques, desiertos, estepas, y valles surcados por ríos de vida.
Al pie de la gran cordillera, que atraviesa su extensión como un cuerpo es traspasado por sus vertebras: éstas lo mantienen unido, erguido y  fuerte sosteniéndose a sí mismo. Así la creó el Padre.
A la espera de ver llegar Su Rostro algún día en El Hijo Redentor, vio llegar a los pueblos castigados de una Europa destruida, un África esclavizada y un Asia empobrecida.
Si, La América: La Nueva tierra prometida que irrumpía en los últimos momentos de estos tiempos, creada a Imagen del Corazón Inmaculado de María, para proteger a los hijos de los hombres, cobijarlos en Su carisma eterno de preceder a Su Hijo Jesús.
Es el triunfo del Inmaculado Corazón en Pilar hace poco menos de dos mil años, plasmando Su Presencia en la península Ibérica, punto estratégico desde el cual emprendería Su camino al Nuevo Continente.
Aquí llego y se hizo una con los hijos originarios, porque es Guadalupe, y en María del Rosario de San Nicolás completa Su camino contagiando a los Pueblos en la Fe, en la espera del Salvador Vivo, hombre-Dios y Rey de la creación: Su Hijo Jesús en su Nuevo Nombre Joaquín.
Pensando en Él concibió una nueva estirpe, de semblanza latina y corazón ardiente, allanándole los pasos.
Preparando a sus hermanos sembró esta tierra desde los Apalaches hasta el Chaltén, fundiéndola pueblo por pueblo a Su Inmaculado Corazón, liberándola en Sus hijos consagrados del invasor, del ladrón y del pirata. Aún nos está forjando esperando que en esta hora decisiva respondan a Su llamado de conversión confiando en Su Triunfo.
Así permitió que Inglaterra la usurpe en el norte, para atraer a los pueblos perdidos al Plan del Todo Poderoso, donde María Madre de Dios es la verdadera invasora en la peregrinación latina, aquella que hoy sostiene al presidente Obama en el norte de América. Porque sólo del Padre es toda la tierra.
Más se perpetúa Su Acción cuanto más alejados de Él están los que quieren dominarla a costa de la sangre de sus niños. De la decisión de unos pocos depende una vez más.
Porque este siglo puso a la luz las condiciones para que la Verdad Brille. Es en Nuestra Señora de La Justicia, La Verdad y El Amor, María Guerrera, donde la acción presencia de la Virgen en todo el mundo se hace Una: el Ser femenino de carne y hueso, dadora de vida en todas las mujeres, oculta en el seno del hogar de los hombres, oculta en los momentos de mayor decisión, para intervenir frente a Dios en todos los asuntos de los pueblos, en todos los aspectos de su vida, nutriéndolos de la Nueva Política de Salvación.
Así sostiene estas verdades en los corazones de Ana Cristina, de Barack Obama y de Hugo Chavez.
Para que tomen la decisión de encarnar la fidelidad a sus pueblos que es la fidelidad a María y la reivindicación de Su gobierno en el Corazón del pueblo, rompiendo en su corazón con la Geopolítica británica de raíz, unificando las tres Américas en el único Continente de la Esperanza.
En sus calles camina el último Papa Pedro sostenido por Liliana para abrirles las puertas del Reino a los humildes, llevando en La Santa y Nueva Argentina: el crisol dentro del Crisol de América, ya no la paz, sino el Perdón mundial para la salvación de las almas. Una verdadera economía de redención que dignifique los infinitos bienes que brotan de esta tierra bendita.
Para saciar la agónica sed de Amor en los pueblos del mundo, y así puedan amarse los unos a los otros como enseño el Cristo, dando la vida por su amigo: el ser humano.
Andrés Martín Oliva en Andrea Keyla

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