Paraná, Sede
de la Fortaleza-Providencia, La Santa y Nueva Argentina – 14 de noviembre de
2012
Vivimos una situación política privilegiada, y me
refiero a la mezcla de la Acción de Dios con los hechos de los hombres de toda
la humanidad. Históricamente, el momento que se genera es para aprovecharlo, si
es que queremos hacer una Revolución.
No me refiero a la situación del modelo
“oficialista” ni de la “oposición”. Porque en esta democracia no creo, ya que
no existe, porque no es Gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo.
El 8 de noviembre se mostró que los argentinos
somos un pueblo especial en el mundo. Que nos interesa más la situación de la
Patria que las ideas o intereses de grupo. Nos movilizamos en Paz, aclaramos
que no es gorila quien lucha por todos por el sólo hecho de “no pertenecer” al
partido _palabra que viene de partir_ al modelo “peronista”. ¡Mentirosos! Así
se ocultan los verdaderos gorilas, que son aquellos que no gobiernan con el
pueblo estén donde estén; y para esto no hace falta tener un “cargo”.
Demostramos que, digan lo que digan, no le damos
bola al grupo Clarín pro-británico quien quería división y violencia en la
marcha, ¡y no la hubo!
Demostramos que TODO el pueblo se interesa por la
Patria, y que no es “Pueblo” sólo el que es pobre porque no tiene para comer,
sino que pueblo es un cuerpo decidido con el fervor de una nueva Resurrección.
Por eso es un momento importante, porque como
anunció un amigo: se terminaron las
clases sociales. Y lo anunciado por Solari Parraviccini, que la clase media
salvará a la Argentina, va tomando forma. ¿En qué medida? En que va dejando de
serlo, porque en esta situación todos nos mezclamos. Ya que las necesidades
esenciales del hombre, no resueltas por este sistema caduco-muerto, son las mismas.
Mucho nos
quejamos por ser esclavos, pero no es sólo de los salarios bajos, sino también de
una no-consciencia tergiversada de consumo; por los modos de satisfacer
nuestras necesidades. Por la libertad con la que vivimos y gozamos los bienes o
los sufrimos por tener que pagarlos, a quiénes y a qué costos.
Una
Nueva Cultura Económica nos llama a ponernos por encima de la estupidez
ambiente y de la inercia, del sin-tiempo de todos los días; nos llama a
ponernos por encima del problema económico y disfrutar gobernando nosotros
mismos nuestro problemas, ejerciendo las soluciones en Común-Unidad.
Salimos a comprar a último momento porque “no
tenemos tiempo”, pagamos los productos a precios que ponen los vivos de turno,
sacando la ventajita miserable, dándole el “ok” a la inflación que todos
generamos por “pertenecer” a una forma de vida incorrecta.
Es hora, y se nota en el ambiente, que es el
momento de organizarnos, ¡parar!, buscar a los productores de nuestra tierra,
relacionarnos con ellos directamente. Adquirir provistas semanales o mensuales,
para que “la comida” no sea el único sentido de nuestras vidas, ja, sino que podamos
ocuparnos, bien alimentados, de la suerte de nuestra Patria y desde la Nueva
Argentina, de toda la humanidad.
Acudir por productos de limpieza a las fábricas
locales que los elaboran de primera, y te los venden en bidón o en sencillas
bolsas. Acudir directamente a los productores en el campo, de frutas y verduras
o en el mercado central de cada ciudad. Todo se hace más sencillo así.
Juntarnos para comprar una media res de carne
vacuna, cuando no podemos solos, y distribuirla según necesidad, aprendiendo el
oficio también, ¿por qué no? ¡¿Dónde quedó nuestra esencia gaucha?!
Veremos que en esta Nueva Economía de la Justicia,
todo lo aprehendido históricamente se reúne en este tiempo al servicio del
hombre, utilizando los avances tecnológicos, ¡también! No se la vamos a dejar
en manos de los aprovechadores nada más, la tecnología digo.
Hagamos compras comunitarias a mayoristas en común
de productos no perecederos, poniendo al servicio la chata, el galpón, la
cochera, lo que sea. ¡Demostremos que el pueblo se impone con lo que quiere!,
¡demostremos que no nos pueden joder! Porque esto no sólo hace falta decirlo,
sino también, hacerlo.
De esta manera, organizándonos, dejamos de ser
alimento para los chanchos, sangre para los vampiros usureros. ¿Tenemos el Gobierno o no, todo está en
nuestras manos?
E implementaremos una nueva moneda comunitaria
también, sin precio, es decir, que no genera interés. Sólo como medio de
intercambio, entre unos bienes y otros, privilegiando a las personas antes que
las cosas.
Hermanos queridos, los amamos, y continuaremos
comunicándonos, porque así se hace el Amor entre personas, interesados en un
mismo y único Plan: el de nuestra
Felicidad, la de todos.
Mateo Luciano
Basiliquiotis y Juana Rosario Zoia, con Juan Elías, Santiago Rafael y María
Guadalupe
Ministerio de
Economía de la Santa y Nueva Argentina
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