Las Heras, Mendoza – La Santa y Nueva Argentina, 13 de febrero de 2013
Estamos ante los impulsores de la más severa herida que el corazón del hombre haya sufrido desde el Principio de la Creación. Tanto la Bestia del Mar como la de la Tierra a través de sus representantes en el mundo, han sembrado y hecho crecer el individualismo que se vive por dentro, aquel que hiere de muerte el Amor del hombre para con su Creador y sus hermanos.
Desde la estructura católica, han promovido un culto vano. Así, la Fe sólo es para uno mismo, y se prohíbe a los fieles poner en común o participar a los demás creyentes en sus actos de Fe y en la profesión de la misma. Por ejemplo, es sabido que se ha vuelto práctica común prohibir de hecho a los Católicos recibir la comunión de rodillas; se han opuesto férreamente a este tipo de manifestaciones de adoración y Fe. Y replican los pastores de si mismos, que estos actos de fe deben quedar de la puerta para adentro. Recibimos la Paz en la celebración de la Misa, y en la puerta de la Iglesia ni te saludan.
Pero estos son un simple ejemplo de lo que se traslada a la vida completa de los participantes de esta estructura llamada Iglesia Católica, en lo social y político, en la participación de los feligreses en estos campos, se acota o limita su acción pues todas las herramientas de las que podrían hacer uso, me refiero a la Doctrina Cristiana plena para su uso y aplicación en la vida completa de los hombres, es limitada por el moralismo, fariseísmo y demás deformaciones impuestas desde la Cúpula Vaticana.
Se cercena el pleno derecho a ejercer la Asamblea, se anula la profesión de Fe y se viola el derecho de todo fiel a generar Comunidad.
Y aquí es necesario distinguir a los actores de este evento, pues víctimas de estas maniobras son los llamados cristianos solo de nombre o fieles light, especie de simpatizantes de un club de futbol. Son los primeros damnificados, pero inmediatamente y por otro lado aparecen hombres de Fe encarnada, en verdad creyentes, y por eso necesariamente actúan fuera de la estructura católica, junto al pueblo. Los dos tipos de sujetos son víctimas del sectarismo de “la católica”.
Recordemos… Acaso cuando el Hijo del hombre, Joaquín, llegue, ¿habrá Fe sobre la tierra?
Así todo conglomerado de católicos que se precie de comunidad, no lo es en los hechos, pues sus “pastores” se ocupan de limitar la acción del Amor, el amor a Dios por sobre todas las cosas e inmediatamente a los demás hombres. Las parroquias o capillas son escuelas de individualismo, sectas de anti-Teos en las que las personas con Fe son castigadas ¡por profesarla!
¡Míseros profanos! Que no permiten a mis hermanos mostrarse entre ellos el camino del Amor, compartirse los bienes de la Caridad Divina ¿Acaso no necesitamos del otro? ¿Quién no tuvo alguna vez cerca una mano amiga que le mostró el camino de la felicidad en la Fe y confianza en el Padre?
Mi Padre ansía con fervor que Su Iglesia sea una Asamblea de Amor, Cuerpo vivo donde aprender a ser feliz haciendo felices a los demás.
He aquí la más macabra maniobra del Enemigo, y el dolor profundo de Dios.
¿Acaso esto puede seguir así? ¿Es el hombre capaz de morir en la infertilidad del individualismo y en la fe intrascendente? Esto es un llamado a vivir el triunfo del Corazón Inmaculado de María. A emprender la mayor empresa para el Hombre. Se trata de realizar, hacer real, la Revolución del Sexo, la unión definitiva del varón y la mujer en un núcleo indivisible e inquebrantable, núcleo de una nueva Política, la Política de los fieles al Reino de los Cielos en la Tierra.
Que María reine AHORA a través de las mujeres, ven María Amada e inunda este cielo perdido con la Luz de Tu Piedad y las Aguas de Vida de Tu Amor.
Los frutos amargos de la sinrazón humana y la malicia del enemigo han sido probados hasta el hartazgo. Sólo queda la Esperanza de la Venida del Amado, del Cristo Joaquín, para resolver de una vez y para siempre esta inequidad mundial.
Bartolomé Catriel y Teresa Afriel
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