Lujan de Cuyo, Mendoza - Casita de María, 9 de mayo de 2012
¡La presencia de la mujer es el signo del tiempo que ya llegó para quedarse!
En su nueva dignidad, la mujer puede verse y manifestarse como hija del Padre Celestial que la creó fuerte y decidida para volver a dar su si, el Sí de María en medio de las tormentas que envuelven a su persona; en la noche de esta humanidad derrotada y en la crisis de la pareja, al encontrar nuevamente su motivo: Ser cooperante con el Hombre en la creación de una nueva humanidad. Y cual Nueva Eva asiste para restaurar las heridas y enjugar las lágrimas de la injusticia sofocante, que agobia a todos de mil y una formas.
Afirmada en su Fe, la mujer va al frente en medio de las ruinas de este mundo para seguir adelante en su Nuevo Rol, más justo y preciado, mostrando un diamante oculto a los ojos de poderosos y tibios, a los ojos de modernistas y garantistas, tanto como a la vista de retrógrados conservadores de la nada.
El Amor de María obrante en ellas, en cualquier condición, se puede ver si se sabe traducir lo que está escrito en renglones torcidos. La mujer quiere la Paz y la Unidad y las quiere lograr dándose, muchas veces errando en el camino, no por decisión o voluntad propia, sino porque las dejamos solas como en el Paraíso, a merced de su Espíritu-fortaleza que le puso Dios para acompañar y forjar la simplicidad del hombre como Conductor, pero complementándose en pareja. Al hacerlo participa así de la Dignidad más alta que es ser socia creadora de Dios en el hombre, unida a él.
En el tiempo que transcurre, la experiencia humana y la del mundo se agotó en su propia impotencia generalizada; se agotaron además las posibilidades de seguir tapando este impulso de la dignidad de la Mujer, que se expresa cotidianamente luchando por salir, pujando como en un parto para que se lo vea y se lo disfrute.
Es en la maternidad y siendo Guerrera de todos los combates de la historia: forjando hombres para el pueblo y para la Patria.
Esta historia recomienza siempre en un hombre y una mujer destinados a cumplir su misión dotada de un sentido más grande y trascendente, dar viabilidad a la vida nueva: la Tercera Creación. Para los pueblos y hombres abarca todos los aspectos o dimensiones de la vida en sus posibilidades y sueños de realizarse cada uno si se realiza la comunidad, en un despliegue político que los levanta a esferas nuevas y sublimes. A pesar de la guerra y de los obstáculos siempre se trata de la vida nueva.
Ninguno de los extremos de las posturas contraculturales como el feminismo, ni el chauvinismo del hombre que quiere disimular su fragilidad en el machismo, podrán cercenar esta Decisión del Padre de llevar a la humanidad a un Nuevo Amanecer, de la mano de la mujer y conducidas por el hombre tal como Dios dispuso siempre.
Este Nuevo Amanecer ya es. Lo es en la generación divino-humana por Fe, por conciencia y aceptación de los designios del Padre, manifestados en la presencia y testimonio del Conductor y su esposa que van completando su destino en Pedro y Liliana, paridores de nueva vida en su espera del Hijo-Cristo nuevo, con un nuevo nombre: Joaquín. Es Jesús en su Segunda Venida, quién hace palpable y perfecciona esta señal del tiempo para cambiar el rumbo de la historia.
Tiempo de la mujer que redime con Su corazón que es el del Padre Eterno.
Es que María ha decidido en la Trinidad hacerse presente porque su pueblo la necesita. Lo hace cada vez que Cristina Fernández acierta en poner Su Espíritu por encima de su carne y su república; cada vez que usa el ser Ana, el espíritu de la abuela del Redentor lo que se nota en muchas actitudes. Y se retrae cuando cree que sola puede con su voluntad y su inteligencia. Y es que está sola en este mundo que ya murió, pero no está sola en su Espíritu en la necesidad de hacer el bien de su ser mujer como Jefa Espiritual de la Nación.
Por ello su desafío es reconocer el soplo del Espíritu Nacional que a todos envuelve para encontrarse con el Conductor de la Política del Reino: Pedro Segundo, con la Verdad de La Solución Económica para la Santa y Nueva Argentina, Esperanza de los pueblos del mundo. Es el avance y la concreción de sus sueños y el de los argentinos con el Plan Único de Poder Popular, que impulsa a la masa y la transforma en pueblo, en una nueva orgánica desconocida y negada, temida y añorada al mismo tiempo.
Es la realización de todos nuestros sueños justicialistas y nuestras ambiciones con la medida que ninguna ideología puede juzgar. En una justicia más amplia y perfecta, deja afuera la contradicción y la guerra y lleva a adelantar los tiempos de la Nueva humanidad.
La muerte de lo viejo, es el nacimiento del Mesías esperado y es el renacer de cada uno, con el arquetipo del Conductor Político Pedro Segundo, sus Apóstoles, los hombres nuevos en la entrega-donación de sí misma, de Liliana María, su esposa, como Madre del pueblo en toda Mujer-María Guerrera.
Matías y Judit
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